viernes, 22 de mayo de 2009

De Chispa en Chispa

Por: Alicia Sánchez Reyes
Alumna del 5º semestre de la licenciatura en Comunicación para el Desarrollo Social del CEA-UIIA

El castillo empezó a quemarse. El olor a pólvora estaba por todos lados. Todos empezaron a reunirse en la explanada del templo Católico para apreciar la famosa quema de castillo y de los cohetones que reventaban en el cielo cubriéndolo de esplendorosas luces de colores y, de gigantescas nubes de pólvoras que cubrían gran parte del espectáculo.


La música de bandas era lo que sorprendía cada vez a los espectadores, pues no había ningún espacio muerto, era música tras música, cerveza tras cerveza, empujones tras empujones. El olor a comida era extravagantemente combinado con el olor a cerveza y refrescos.

Cada chispa de luces de colores iluminados en el cielo era una alegría y una iluminación a la sabiduría de nuestra fiesta, significando al mismo tiempo la felicidad.

Cámaras fotografías y de video por todos lados con los flash encendidos tomando evidencias de lo ocurrido en ese momento.

Tampoco importó las explosiones de los famosos toritos aunque si era preocupante para los tímpanos, ¿Quién soportaría tan de cerca esos ruidos?, sólo las bandas de música que estaban más cerca de ello.