jueves, 21 de mayo de 2009

El aroma de la calenda


Por: Alicia Sánchez Reyes
Alumna del 5o semestre en la licenciatura en Comunicacion Para el Desarrollo Social del CEA-UIIA.

La fiesta ¡ya comenzó! Es momento de darnos prisa. Todos gritan con alegría para recibir a los visitantes, demos BIENVENIDA a todos, sigamos adelante.

La calenda ha sido y seguirá siendo un espacio de convivencia y armonía para las comunidades. Con un esplendo y amplio colorido de luces de las marmotas, los cohetones y de los hermosos brillos del luces del castillo. El aroma de las flores, y de los dulces y las regadas de frutas, los ricos tamales que pasaron y que todavía dejaron el aroma rico provocando hambre en ese momento.

Todas las fiestas patronales en la región Mixe, se inician con la Calenda. La calenda significa variedad; sin embargo no se hecha de menos a nadie, la comunidad es uno sólo donde se hace el evento pero los que lo integran lo hacen más importante aún. Cada paso iluminado de la procesión significa un avance hacia el futuro en compañía de los demás, un avance que significa vida y prosperidad para todos.

Es la manera en que se “anuncia y se invita” a todo el pueblo a la fiesta para que compartan la alegría, la felicidad y la unión, también es el que recibe con una buena bienvenida a las bandas de música y a los visitantes de la diferentes comunidades. Sigue siendo un lenguaje significativo; sobre todo como expresión de participación en un sentimiento común.

Es una procesión de tonos y formas en el que los amigos, vecinos y visitantes participan en la fiesta. La Calenda lleva por delante a las bandas de Música, tanto de la Comunidad como las Bandas visitantes, que tocarán durante toda la calenda o procesión hasta terminar en la madrugada frente a la Agencia Municipal o en alguna s veces en frente del templo Católico con los bailes folklóricos de la Comunidad. Todo esto representa la costumbre que nos dejaron nuestros abuelos, que básicamente, recuerdan un acto patrimonial, a pesar de toda la armonía con el que ahora las apreciamos y nos recuerdan el origen espiritual de estas fiestas.

Los sonidos de las bandas de música alegran el alma de cada persona, las lluvias no importan en ese momento, todo se deja a un lado; lo que interesa es la sacudida al compás de la música de las bandas filarmónicas.

Lo que importa en ese momento es traer los tacones de aguante para toda la noche, pues cada taconazo es un desgaste.