Por: tsyop
El final de la fiesta huele como cuando ha terminado un amor, atrapado entre la meadera y las cervezas esparcidas por los suelos. Semejante al abandono de un lugar largamente adorado. La fiesta que hace dos o tres días sin duda alguna estaba en su máxima expresión y potenciación, –pareciera inagotable–, de manera más evidente hoy han quedado reducidos en latas de cervezas, en botes de plásticos, los ánimos agonizados y en las miradas las noches desveladas.
A pesar de ello, como mera tradición las bandas visitantes deben ser despedidas de la misma manera como fueron acogidos, –con desbordancia alegría y felicidad–. Aunque hoy espectantes los niños, hombres y mujeres a la despedida de bandas, saben que han entregado a cabalidad sus almas en los pormenores de lo celebrado. Así como al inicio de la fiesta los cohetones retumba en los cielos, hoy lo han vuelto a repetir. Es el signo de un inicio y de un fin. –Un paréntesis que abre y cierra una idea–. El contenido del paréntisis ha sido construido y habitado por todos aquellos que de su cotidiana vida se han salido y exiliado por un instante. Durante la interrupción a la cotidianeidad, en el estómago se han vertido litros de cervezas, –seguro también que se han ingerido amores a jicarones de poktsem–. "Los borrachos no se han emborrado del alcohol sino de pura felicidad y de emoción exuberante y desbordante". Asimismo, en las tres noches de bailes amenizados por grupos internacionales(debe ser una simple denominación) se han cruzado miles de miradas como si fuesen proyectiles sin ningun rumbo fijo dicíendose no sé qué cosas, imposible calcular la cantidad de roces que se han dado entre las nalgas, como díficil saber qué cosas se han dicho, –en caso de que sepan hablar–. Así pues, el tiempo detenido y el espacio congelado ha sido pintado con gran maestría. Categóricamente tendría que decir, con tal belleza y estética, única e irrepetible. Unicamente posible a partir de la comunalidad.
sábado, 23 de mayo de 2009
El olor del final
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El proyecto radial