Por: Perë
Estudiante del segundo semestre, de la Licenciatura en Comunicación para el Desarrollo Social
Fueron quizá los calores de mayo, que levantaron a cada sentir emociones, experiencias, sonrisas y deseos, que culminaron y dieron inicio a nuevos sentires, ilusiones y el despertar de amores fugases que combinados de melodías del alma nos llevaron a disfrutar esta experiencia radial, que llena de orgullo compartir a quienes estamos en las filas de este proyecto que construye sueños, que descubre el verdadero trabajo en equipo y al mismo tiempo llena de fuerza espiritual, al ver que la palabra se traslado entre las ondas sonoras del espectro, llevando la palabra que llego a cada espacio y que será llevada las veces que sean necesarias, para devolver al pueblo el sentido de pertenencia, sentimiento y descubrimiento de nuevos caminos. Transmitir sonaba todo un reto, teníamos la encomienda de realizar una investigación, el tema era libre, los nervios de ser la primera veza para algunos se veía notar al acercarse la fecha, en el interior de mi persona trataba de saber que era lo que pasaría, si se lograría tener el trabajo a tiempo.
Entonces la fiesta se hizo venir, desbordando lo ya repetido: emociones, miedos y experiencias jamás imaginadas. Y después de tanto decidí con mi compañero Gil compartir la DIVINIDAD DEL VIENTO, investigación que llevo a conocer la importancia de la música filarmónica. Supimos por los músicos, que la música es importante, implica descubrir lo que no podemos palpar, que es capaz de transformar al mundo, al menos podemos comprender que dentro de nuestra cultura la relación con la música forma parte de la espiritualidad. Nosotros los Ayuuk Ja´ay o los jamás conquistados como se hace llamar una de las bandas que nos visitaron no podemos ni debemos vivir sin música, por que seríamos un pueblo muerto, es nuestro lenguaje que hace que palpiten nuestros corazones y que nos una espiritualmente con las comunidades hermanas.
Al marco de todo este evento también fui espectadora, danzante de la alegría que contagió desde el más pequeño que venía acompañando en las entrañas de su madre hasta al abuelo que gustosamente llevo con la luz de sus ojos la experiencia. Era todo un espectáculo de coloridos, de chispas que al cielo iluminaban y que en cada acontecer no podía faltar los sones de Chuxnaban, Atitlán, por cierto en su mayoría eran jovencitas, quizá de 14 o 15 años, Ocotepec y por supuesto nuestra banda anfitriona Alma de Condoy.
Estos músicos nos han hecho tener presente que la conformación de bandas filarmónicas ha tenido tradición de formarse en el propio pueblo, que parte de un servicio comunitario totalmente gratuito, que forma el elemento que nos ayuda a comprender y sentir nuestras raíces, a identificarnos con los hermanos de otras culturas y a un mismo espacio donde se puede convivir, no necesariamente teniendo que haber un mezcalito. Por ello la tarea de compartir en el espacio radial la importancia de ser un pueblo lleno de riqueza con su música, su danza, su comida, su lengua.
Fue así como la frecuencia 101.7 fm y el equipo de "Radio Ëxkatsp" dio otro color a la fiesta, ubicando en la práctica las nociones de comunicación pero una comunicación basada en la experiencia vivencial, en el contexto de la fiesta que une al pueblo, a la voz que se dejó escuchar porque lo que se tiene que transmitir es precisamente los pensamientos y los sentires, fue la experiencia que le dio la palabra al pueblo, al que habló de la importancia de la música para el pueblo, de la fiesta en general, entonces este intento por compartir las emociones, los sueños y las experiencias, llevados al quehacer natural de la vivencia de la comunidad de Jaltepec en este espacio, considero que es trascendental y está tratada de representar la acción colectiva que conecta con nuestro ser, con el lugar, el territorio que identifica al pueblo, a la relación con la naturaleza, al respeto con la madre tierra, a la historia de nuestros abuelos, a la espiritualidad, al hecho mismo de formar parte de una comunidad. Para quienes desde las montañas de la madre tierra nos acompañaron, para quienes con la música llenaron nuestras almas y corazón y que con los sonidos de la tuba, platillo y demás instrumentos alegraron cada espacio de la fiesta les damos las gracias. Por ello ocupar nuestro lugar como pueblo y comunidad es responsabilidad de nosotros, del pueblo mismo, así como hacer uso público de la existencia y la realidad de nuestros pueblos, intricando tejidos de conocimientos generalizados y diversificados para llevar la vida con autonomía. Desde mi persona puedo decir que esta experiencia nos abre los ojos al mundo, que estamos palpando y que no podemos dejar pasar, puesto que estamos encaminados a ser comunicadores de la palabra del pueblo. Me llevo la satisfacción de formar parte de la tercera generación de la Universidad Indígena Intercultural Ayuuk y encaminar con mis compañeros de cuarto y quinto semestre esta experiencia de voz.
Gracias Jaltepec de Candayoc por dejarnos llevar nuestras vivencias junto con todos ustedes.
Estudiante del segundo semestre, de la Licenciatura en Comunicación para el Desarrollo Social
Fueron quizá los calores de mayo, que levantaron a cada sentir emociones, experiencias, sonrisas y deseos, que culminaron y dieron inicio a nuevos sentires, ilusiones y el despertar de amores fugases que combinados de melodías del alma nos llevaron a disfrutar esta experiencia radial, que llena de orgullo compartir a quienes estamos en las filas de este proyecto que construye sueños, que descubre el verdadero trabajo en equipo y al mismo tiempo llena de fuerza espiritual, al ver que la palabra se traslado entre las ondas sonoras del espectro, llevando la palabra que llego a cada espacio y que será llevada las veces que sean necesarias, para devolver al pueblo el sentido de pertenencia, sentimiento y descubrimiento de nuevos caminos. Transmitir sonaba todo un reto, teníamos la encomienda de realizar una investigación, el tema era libre, los nervios de ser la primera veza para algunos se veía notar al acercarse la fecha, en el interior de mi persona trataba de saber que era lo que pasaría, si se lograría tener el trabajo a tiempo.
Entonces la fiesta se hizo venir, desbordando lo ya repetido: emociones, miedos y experiencias jamás imaginadas. Y después de tanto decidí con mi compañero Gil compartir la DIVINIDAD DEL VIENTO, investigación que llevo a conocer la importancia de la música filarmónica. Supimos por los músicos, que la música es importante, implica descubrir lo que no podemos palpar, que es capaz de transformar al mundo, al menos podemos comprender que dentro de nuestra cultura la relación con la música forma parte de la espiritualidad. Nosotros los Ayuuk Ja´ay o los jamás conquistados como se hace llamar una de las bandas que nos visitaron no podemos ni debemos vivir sin música, por que seríamos un pueblo muerto, es nuestro lenguaje que hace que palpiten nuestros corazones y que nos una espiritualmente con las comunidades hermanas.
Al marco de todo este evento también fui espectadora, danzante de la alegría que contagió desde el más pequeño que venía acompañando en las entrañas de su madre hasta al abuelo que gustosamente llevo con la luz de sus ojos la experiencia. Era todo un espectáculo de coloridos, de chispas que al cielo iluminaban y que en cada acontecer no podía faltar los sones de Chuxnaban, Atitlán, por cierto en su mayoría eran jovencitas, quizá de 14 o 15 años, Ocotepec y por supuesto nuestra banda anfitriona Alma de Condoy.
Estos músicos nos han hecho tener presente que la conformación de bandas filarmónicas ha tenido tradición de formarse en el propio pueblo, que parte de un servicio comunitario totalmente gratuito, que forma el elemento que nos ayuda a comprender y sentir nuestras raíces, a identificarnos con los hermanos de otras culturas y a un mismo espacio donde se puede convivir, no necesariamente teniendo que haber un mezcalito. Por ello la tarea de compartir en el espacio radial la importancia de ser un pueblo lleno de riqueza con su música, su danza, su comida, su lengua.
Fue así como la frecuencia 101.7 fm y el equipo de "Radio Ëxkatsp" dio otro color a la fiesta, ubicando en la práctica las nociones de comunicación pero una comunicación basada en la experiencia vivencial, en el contexto de la fiesta que une al pueblo, a la voz que se dejó escuchar porque lo que se tiene que transmitir es precisamente los pensamientos y los sentires, fue la experiencia que le dio la palabra al pueblo, al que habló de la importancia de la música para el pueblo, de la fiesta en general, entonces este intento por compartir las emociones, los sueños y las experiencias, llevados al quehacer natural de la vivencia de la comunidad de Jaltepec en este espacio, considero que es trascendental y está tratada de representar la acción colectiva que conecta con nuestro ser, con el lugar, el territorio que identifica al pueblo, a la relación con la naturaleza, al respeto con la madre tierra, a la historia de nuestros abuelos, a la espiritualidad, al hecho mismo de formar parte de una comunidad. Para quienes desde las montañas de la madre tierra nos acompañaron, para quienes con la música llenaron nuestras almas y corazón y que con los sonidos de la tuba, platillo y demás instrumentos alegraron cada espacio de la fiesta les damos las gracias. Por ello ocupar nuestro lugar como pueblo y comunidad es responsabilidad de nosotros, del pueblo mismo, así como hacer uso público de la existencia y la realidad de nuestros pueblos, intricando tejidos de conocimientos generalizados y diversificados para llevar la vida con autonomía. Desde mi persona puedo decir que esta experiencia nos abre los ojos al mundo, que estamos palpando y que no podemos dejar pasar, puesto que estamos encaminados a ser comunicadores de la palabra del pueblo. Me llevo la satisfacción de formar parte de la tercera generación de la Universidad Indígena Intercultural Ayuuk y encaminar con mis compañeros de cuarto y quinto semestre esta experiencia de voz.
Gracias Jaltepec de Candayoc por dejarnos llevar nuestras vivencias junto con todos ustedes.